Esta entrada va dedicada íntegramente
a profundizar en el tema del trastorno afectivo bipolar con la
exclusión social, así como entrar de lleno en un asunto que está
bastante relacionado con estos dos factores: el suicidio. Como ya es
sabido desde antaño, las enfermedades mentales siempre han sido
causa de un rechazo social por conductas consideradas anormales
dentro de un círculo en el cual todos intentan encajar. En la
actualidad, aunque se hayan integrado y mejorado programas de
reinserción y otras muchas técnicas, todavía existe en gran medida
esta exclusión.
Principal icono en referencia a la bipolaridad
El trastorno afectivo bipolar se
muestra como el que más incidencia tiene en nuestra población (en
comparación con otras afecciones psíquicas). Cerca de un millón de
españoles padece esta enfermedad. En nuestra sociedad sigue
considerándose al enfermo mental como un extraño ya que no hay
suficiente ni correcta información. Ésto provoca una grave
situación psicológica en el enfermo, ya que la propia sociedad, si
él no lo ha hecho ya por sí mismo, le lleva al aislamiento. Además,
muchos de los pacientes excluidos son más propensos a engancharse al
tabaco, alcohol o alguna droga dura que agrava su estado.
Es importante remarcar que la mitad de
los pacientes con trastorno bipolar sufre alguna discapacidad laboral
(dificultad para poder trabajar), social (dificultad para mantener
relaciones fuera de la familia e integrarse socialmente) o familiar
(dificultad de relación entre paciente y miembros de su familia). La
discapacidad laboral es causada sobre todo por la alta recurrencia de
episodios maníacos, la social por tener un mayor número de
hospitalizaciones y episodios depresivos y la familiar debido a
hospitalizaciones y episodios maníacos.
Debido a todo esto, la tasa de suicidio
en los pacientes con bipolaridad es tres veces mayor que en los que
padecen depresión constante. Detectar el trastorno con retraso
también es una de las grandes causas del suicidio en este colectivo.
Por eso, es importante crear nuevos programas, terapias de grupo e
informar a la población sobre este tipo de trastorno, promoviendo
así su inserción laboral y social, ya que es el pilar fundamental
para se consiga una integración real.
Escrito por: Irene Carrasco Cerezo
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