lunes, 6 de mayo de 2013

Sobre-exclusión: homosexual y portador del VIH/SIDA

Es en la década de los 80, con la aparición de la epidemia del VIH/SIDA, cuando las políticas gubernamentales, que estaban orientadas a concienciar sobre la enfermedad, se convirtieron en las principales promotoras de las ideas que relacionaron la transmisión del virus con la orientación homosexual.

En consecuencia, tanto los programas o discursos de prevención como las acciones educativas, empezaron a dirigirse casi totalmente a la población homosexual, creando así, un discurso basado en que la infección por VIH es el resultado de comportamientos sexuales desviados. Es decir, no consideraban a los hombres heterosexuales como sujetos que podían estar expuestos al contagio o ser trasmisores del VIH/SIDA, ya que su conducta sexual era considerada como "normal", sino que este riesgo solo formaba parte de la llamada conducta sexual "anormal" (homosexuales).


Durante varios años este fue el principal fundamento, pues no es hasta 1991 cuando se empieza a considerar que la vulnerabilidad hacia esta enfermedad está determinada por una combinación de factores culturales y sociales, no únicamente por ser homosexual. De esta manera, se produjo un replanteamiento de los factores del riesgo de la epidemia, dimensionándolos como un problema social, tal y como muestra la ONUSIDA (2000-2001).

A pesar de todo esto, y tras haber superado aquella fase en la que la Religión calificaba a la conducta homosexual como un vicio de lujuria, herejía y posesión demoniaca, hoy en día siguen enfrentándose al miedo por ser rechazados, a la culpa por no encajar en los esteriotipos sociales y a la preocupación por tener que justificarse, ya sea pos su condición sexual como por ser portadores del virus.

Escrito por: Soraya López González de Heredia


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